lunes, 28 de julio de 2014

CRECER ES CUESTIÓN DE DIVERTIRSE

Jugar es un trabajo muy serio en los primeros meses de vida del bebé. A través  de la exploración de los cinco sentidos inicia y madura el entendimiento del mundo. En esta etapa, los juguetes son las herramientas más apropiadas para aprender, entre otras cosas, emociones, roles y aptitudes que ayudan a estimular y, con ello, a desarrollar el cerebro del bebé. Sin desatenderlos y después de comprobar que los juguetes son adecuados y seguros para su edad, se debe dejar que el bebé juegue con ellos para que pueda empezar a conocer cosas nuevas.

El juego es una actividad fundamental, pero durante la infancia es indispensable porque contribuye al desarrollo físico, mental y social del niño. Jugar lleva consigo un aprendizaje, y más allá de la diversión, es una preparación para la vida adulta, pues a través de este los pequeños construyen sus vivencias emocionales y ponen en marcha los roles que tendrán que desarrollar cuando crezcan; y si además los adultos participan en el juego, el aprendizaje y la seguridad aumentan.

El grupo de niños menores de 3 años de cero a 36 meses es el que más riesgo corre de lastimarse con los juguetes; aunque en la mayoría de los casos las lesiones no son graves, por desgracia sí llega a haber casos fatales. Dichas lesiones pueden ser desde simples rozaduras hasta contusiones, quemaduras, intoxicación o asfixia por atragantamiento; siendo esta última la causa principal de las muestres relacionadas con los juguetes.

Por esta razón nunca debe dejar a su bebé desatendido, aparte de que sus juguetes tienen que ser seguros y adecuados para su edad y sus capacidades que tiene.




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